28/03/2024

Entre crisis y crisis: la distribución alimentaria
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Desde el 2008, año en el que comenzamos con la crisis económica, hemos estado inmersos en una avalancha de crisis. Tras la crisis ya comentada, pasamos a la del COVID y de esta última a la crisis procedente del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania. Dentro de estos arduos y largos años el entorno ha sido altamente complejo a la par que variable.

La primera fue provocada por una importante crisis económica en toda Europa, con la que el poder adquisitivo y las rentas de la ciudadanía disminuyeron de una forma notable, abocando a un gran número de empresas a producir cierres y despidos.

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Luego pasamos a la crisis del COVID, que nada tenía que ver, pero sí es verdad que estábamos en una situación nuevamente compleja, entre otras cosas porque se comenzó a confinar a la población y eso conllevó también el cierre de algunas empresas, derivando en problemas que afectaron a la adquisición de productos y a la distribución alimentaria.

Y ahora, en el momento en el que estamos, atisbamos un contexto de crisis derivada del aumento de los costes de los productos en origen. Un aumento de costes en origen que ha derivado en una situación de inflación. Inflación cuyo verdadero origen no se ha entendido. Estamos hablando deuna inflación que nada tiene que ver con los incrementos de demanda y cuyo problema viene siendo que las soluciones que se han ido implementando son soluciones que se desarrollan cuando la inflación viene dada por la demanda, no por el aumento de los costes en origen.

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El momento en el que estamos es un momento complejo desde cualquier óptica que se divise. A ello se le suma que estamos inmersos en periodos pre electorales en los que algunas ideas van encaminadas únicamente a dar un mensaje a la población, confundiendo así al resto de actores.

Tenemos, por una parte, partes del Gobierno muy centradas, muy en el día a día, que sí están promoviendo medidas, muchas de ellas positivas. Y luego tenemos otra parte del Gobierno que está postulándose en situaciones pre electorales con ideas que no ayudan para nada al sector. Hay que entender, y el otro día el propio Ministro de Agricultura y Alimentación, el señor Luis Planas, lo explicaba claramente, que se han sumado muchos efectos que son complejos de explicar por parte del sector político a la sociedad, la cual no está en el día a día de estos asuntos, y es por ello que parece que les es más fácil trasladar ideas más sencillas, que no son, por otra parte, reales. Si no entendemos cuál es el problema real por el cual los precios se han incrementado es difícil que podamos implementar -desde el sector empresarial- o que los políticos puedan desarrollar medidas correctas para intentar disminuir este crecimiento de costes en origen.

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Por otra parte, el otro día hacíamos un análisis de lo que ha ocurrido en los últimos tiempos en nuestro país respecto a la normativa, siendo la conclusión de carácter preocupante. Tal es así que en el año 2022 tuvimos, para el sector de la distribución alimentaria, una media de siete normas diarias. Lo que está provocando que, en muchos casos, siquiera los propios asesores -nosotros- seamos capaces de poder atender a toda la normativa que día a día va apareciendo en el Boletín Oficial del Estado.

Y eso sin hablar de los Boletines emitidos por las Comunidades Autónomas. Realmente para nosotros es tremendamente complejo poder operar y trabajar en un entorno tan cambiante en el aspecto normativo.

Por suerte, lo que tiene el sector de la distribución alimentaria en nuestro país y en nuestras islas es que es un sector moderno, tremendamente eficiente y, sobre todo, altamente competitivo. Hoy salimos de casa y en un radio de 500 metros vamos a encontrar entre dos o tres marcas de establecimientos comerciales o de supermercados, por lo que nuestra capacidad de elección como consumidor es altísima. Y esa capacidad que tenemos de elegir, junto con esa cantidad de distintos formatos comerciales que encontramos en nuestras islas, provoca un efecto positivo hacia el consumidor.

Somos un sector esencial, entre otras cosas, porque proveemos a la sociedad de alimentos. Hay una reflexión que a mí me gustaría hacer en este sentido, reflexión que además ocurría en los momentos más duros de la pandemia, en los momentos más duros del confinamiento, y es que debemos comenzar a valorar como consumidores algo que tenemos y de lo que no nos damos cuenta en determinadas ocasiones y es que yo, como consumidor, tengo la capacidad de adquirir aquellos alimentos, bien producidos en nuestras islas o fuera de las islas, cuando los necesito, en el momento en el que los necesito y a menos de 500 metros de mi casa, y siempre van a estar ahí, en ese lineal. Eso tiene un valor, un valor que en ocasiones no apreciamos. No nos damos cuenta de la facilidad que tenemos en la adquisición de todos los productos de alimentación.

En conclusión, valoramos el año partiendo de que somos un sector esencial, que nuestra población es una población que crece y que el sector de la distribución alimentaria sigue avanzando, sigue avanzando porque no puede parar. El sector de la distribución alimentaria es un sector altamente dinámico, altamente eficiente, necesita movimiento y, en este sentido, consideramos que vamos a seguir en una senda de crecimiento, aunque somos conscientes de que esa senda de crecimiento va a transcurrir por un camino tremendamente difícil y complejo, influyendo en todos los actores de la cadena de valor.

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