Usted, como Presidente de la Asociación de Viticultores y Bodegueros de Canarias y propietario de Bodegas Ferrera, ¿qué valoración hace de los años acontecidos para el sector?
El sector está viviendo un momento dulce en cuanto a lo que se refiere a la fama de los vinos canarios, sobre todo en los últimos 10 años. Ciertamente, eso no se corresponde con el relevo generacional, porque tenemos un gran problema de relevo, la gente joven no está muy animada a continuar con el cultivo de la viña. Son sensaciones encontradas porque vivimos, como te digo, en ese momento dulce donde los vinos canarios son cada vez más demandados y consiguen más prestigio a nivel nacional e internacional, pero el cultivo del viñedo va en un preocupante descenso.
Desde la Asociación estamos intentando trabajar con varios proyectos para intentar animar a las nuevas generaciones a que continúen con el sector, porque sería una pena perder un patrimonio que tenemos en Canarias muy bonito y característico de las islas.
¿Podría hablarnos de algunos de los proyectos que han puesto o qué pretenden poner en marcha desde la Asociación?
Hay un proyecto que iniciamos hace 2 años sobre un estudio de la viticultura en Canarias con el que pretendemos tener datos objetivos de las zonas vitivinícolas, qué variedades cultivar en cada zona, qué sistema de conducción y poda es el idóneo, de tal forma que cuando una persona joven compre una finca en alguna de las islas sepa con datos objetivos cuáles son las variedades más idóneas para la misma y saber trabajarla, porque al final hasta ahora nos hemos guiado por recomendaciones de gente de la zona y demás, que también son válidas, pero necesitamos datos objetivos y tener al menos una especie de agenda en la que poder consultar todos estos datos.
Luego, estamos iniciando un proyecto de saneamiento vegetal. La viña en Canarias tiene un problema de virosis, está infectada por varios virus y eso, con el paso de los años, implica la muerte de plantas y el descenso importante de la producción. Tenemos un acuerdo con Cultesa, con la que vamos a comenzar a trabajar el saneamiento fundamentalmente de las variedades autóctonas con la idea de crear una finca de plantas sanas para, a partir de ahí, comenzar a reproducirlas y que nuestros asociados puedan tener acceso a las mismas.
¿Notan en Canarias alguno de los efectos del cambio climático sobre los viñedos?
Sí, sin duda. Es cierto que, en Canarias, gracias a los vientos alisios, el clima no ha cambiado de manera tan drástica, pero sí es verdad que viendo datos objetivos la vendimia con respecto a hace 20 o 30 años se ha adelantado 15 días y eso es, lógicamente, el resultado del cambio climático. Cada vez llueve menos, los veranos son más intensos y eso se traduce en que difícilmente se puede sacar un viñedo adelante hoy en día sobre todo en la zona sur de cada una de las islas si no tienes acceso al agua. Realmente el futuro de nuestros viñedos depende de buenas infraestructuras hidráulicas y de que podamos hidratar a las plantas cuando lo necesitan.
¿Cómo ve el futuro del vino en Canarias y del enoturismo?
El enoturismo es una fuente de riqueza que hasta ahora no hemos sabido explotar demasiado. Precisamente estamos iniciando otro de los proyectos desde la Denominación de Origen Islas Canarias, hemos creado la Canary Wine Route, que es una ruta de vinos de Canarias que está en proceso de ser materializada, pero ya ha salido a la luz, aunque todavía quedan muchas cosas que mejorar. Sin duda, es una fuente de ingresos muy atractiva.
Vivir solo de vender vino es muy complicado y hay que buscar otras alternativas, no solamente alojamientos rurales, sino también el enoturismo y las visitas a las bodegas, que cada vez están más demandadas. Buena parte del futuro del vino dependerá del enoturismo. Es una pena que recibiendo 15 millones de turistas al año no sepamos traerlos al sector del vino, aunque cada vez hay más bodegas explotando esta opción y funciona perfectamente.
