Dos años hace ya que comenzó esta pandemia y esto nos ha hecho la vida bastante compleja a uno de los grupos más vulnerables de la economía, los jóvenes empresarios de Canarias. Con menos consolidación que las empresas tradicionales, por una cuestión lógica de tiempo, y una legislación en la que no se nos tiene en cuenta de ninguna de las maneras, hemos tenido que tirar de ingenio y optimismo para sacar adelante nuestras empresas, en medio de una economía de guerra. Pero por desgracia, hay muchos compañeros y compañeras a los que he visto tener que abandonar sus sueños con lágrimas en los ojos. Esto ha sido devastador, lo peor que me ha tocado vivir como presidente. Yo mismo he visto la destrucción de este maldito virus en mis empresas, teniéndome que poner seriamente a trabajar en reinventar el modelo de negocio, tirando de ayuda financiera y a veces, encomendándome a algún que otro rezo. Todo ello sin contar con carísimos asesores, departamentos específicos o cualquier otro recurso, sólo somos un grupo de personas con buena voluntad. No sé si a ustedes les pasa, pero muchas veces me enfado y empiezo a discutir sólo mientras me ducho. Me imagino diciéndole a las personas que gobiernan lo perdidos que están en cuanto a nuestro sector se refiere.
Me gustaría decirles lo duro que es ver a un compañero que ha hipotecado la casa de sus padres para abrir un pequeño bar que le han cerrado una y otra vez. O contarles lo difícil que lo ha pasado la chica del gimnasio al que voy, que ha tenido que seguir pagando sus gastos, a veces no teniendo ni como sostener a su familia. Lo estoy escribiendo y me enfado, no les voy a mentir. La juventud empresaria vive en tierra de nadie, y esto no es una queja sin argumentos para victimizarnos, lo digo porque es absolutamente real y les pongo algunos ejemplos que he vivido en este último año. Hace poco el INJUVE sacó su estrategia para la juventud de nuestro país, pero cuando me llegó el documento no había ni una sola página que hablase de los jóvenes empresarios.
También pude participar en un programa de televisión donde hablaban sobre desempleo juvenil, pero para mi sorpresa, tampoco hacían referencia a nuestro colectivo durante toda la presentación de los argumentos. No formamos parte del Consejo de la Juventud de Canarias, a pesar de haber mostrado interés por estar, y casi no nos dejan participar en el Plan de emprendimiento de Canarias, recientemente aprobado. Sí, parece un chiste, pero no lo es… estamos en tierra de nadie. Hago autocrítica. Probablemente, tenemos un colectivo frágil por la casuística que supone el inicio de cualquier empresa. Es difícil sacar tiempo para las organizaciones, sobre cuando estás empezando, porque no se nos olvide lo difícil y mal visto que está ser empresario en nuestro país. No tenemos formación para lo que se nos viene encima y tampoco tenemos la solución que supone la consolidación de las empresas, algo que deberíamos reflexionar debido a la alta mortalidad de estas. Pero no vamos a poder quedarnos quietos si queremos que esta realidad que les planteo cambie de alguna manera.
Después del calentamiento que ha supuesto este último año en AJE Canarias, he llamado a la acción a toda la comunidad de la juventud empresaria para poner en marcha un movimiento transformador. Les he pedido que saquemos un poquito de nuestro tiempo para cambiar las cosas a través de una revolución de ideas, de propuestas reales que nos sitúen en el mapa. Le he pedido a mi gente que esté presente y sea comprometida con el presente y el futuro de nuestra tierra, porque el desempleo juvenil y los altísimos índices de pobreza que tiene nuestro territorio, son el síntoma de un problema mayor: cada vez hay menos gente que abre empresas que generen valor y riqueza en Canarias.
Tenemos que estar con las personas que quieren emprender y con aquellas que ya lo han hecho. Tendremos que presentarnos ante la sociedad como la vacuna económica que puede ayudar a solucionar esta crisis que ya se deja ver. Si no nos escuchan, tendremos que hablar más alto. Si no nos ven, tendremos que estar más cerca para que nos vean y si no nos hacen caso no pasa nada, porque haremos nuestra propia REVOLUCIÓN.
