Dice la canción interpretada por Los Sabandeños (entre otros muchos) que “el mar y el cielo se ven igual de azules, y en la distancia parece que se unen”. Se unen allá en el horizonte. En esa fina línea que toma una ligera curva cuando la visibilidad es buena y nos permite comprobar (muy a pesar de teorías terraplanistas) que La Tierra efectivamente es redonda. Cuando los canarios pensamos en el horizonte, siempre nos imaginamos esa línea en el mar. Pero se nos olvida que, para un enorme porcentaje de la población, el horizonte está al final de un campo de trigo, en una autopista interminable, o simplemente no hay horizonte… no siempre se tiene la suerte de ver el horizonte en el mar.
El mar y nuestra relación como canarios con él es de una solidez inquebrantable. Como dice nuestro himno, “soy volcán, salitre y lava”. En esta sociedad posmoderna en la que vivimos en la que todos los dogmas y bases que creíamos sólidas comienzan a temblar; creo honestamente que mirar al mar como fuente de progreso y de desarrollo sostenible para las islas puede ser una gran clave. Desde La Factoría de Cohesión hemos desarrollado en colaboración con el Cabildo de Gran Canaria el estudio “Análisis de las oportunidades de la economía azul en La Isla de Gran Canaria” cuyas conclusiones, especialmente las del DAFO son sencillamente exportables al conjunto de La Comunidad; y que arroja reflexiones cuanto menos interesantes y dignas de análisis y de puesta en valor por la comunidad científica, empresarial y las administraciones públicas.
Las principales debilidades y amenazas que se han detectado son: la Infrautilización del equipamiento portuario, la obsolescencia del sector del turismo y la elevada dependencia del mismo, el hartazgo en el sector privado a la hora de emprender proyectos en economía azul por la parálisis administrativa, o la falta de acciones de cara a la consecución de la igualdad efectiva entre hombres y mujeres en sectores más tradicionales, como la pesca.
El cambio climático y la contaminación oceánica (especialmente los emisarios ilegales que dificultan la inversión en acuicultura) son también amenazas detectadas. Sin embargo, contamos con una serie de fortalezas y oportunidades que debemos valorar: nuestro marco de baja tributación en áreas portuarias en perspectiva histórica,y actualmente gracias a las condiciones del REF, la ZEC y ambas Zonas Francas, nuestra elevada capacidad portuaria y buena infraestructura de apoyo, la capacidad de las instituciones educativas para el desarrollo de programas formativos relacionados con el mar y los océanos, nuestra situación geográfica como plataforma tricontinental, las oportunidades ligadas al PERTE naval y a los Fondos Next Generation EU, así como el tratamiento específico y diferencial por parte de la UE al ser RUP.
El desgaste de un modelo económico sostenido en base a una economía de servicios generalmente en manos de empresas extranjeras, uniendo a ello los efectos notablemente negativos que ha generado la pandemia de la COVID-19 en los últimos dos años, especialmente sobre el mercado laboral y la actividad productiva, hacen precisas la investigación y el desarrollo de nuevas actividades económicas, que puedan resultar altamente rentables en el territorio; o bien, la explotación de nuevas economías, como la azul, poco desarrolladas hasta el momento que contribuyan a hacer de la economía canaria y de nuestro modelo productivo un sistema más resiliente y sólido; diversificado y justo. En este sentido y para dinamizar la actividad es importante destacar que Canarias ya cuenta con una Estrategia Canaria de Economía Azul.
Aunque se hace imprescindible una unión real, tangible y coordinada en forma de triple hélice. Por un lado entre las distintas administraciones públicas: las que regulan o que tienen competencias en materia portuaria, marítima o marina; los ayuntamientos de las ciudades portuarias, y los Cabildos Insulares aparte del propio Gobierno de Canarias. Por otro lado, el tejido empresarial ligado directamente con el ámbito de actividad de la economía azul a través de las patronales y las asociaciones empresariales más representativas, y por último, considero que se debe implicar con un papel igualmente destacado a las universidades en este proceso de dar un gran salto adelante en materia de economía azul en Canarias.
Debe existir un plan global que coordine y optimice recursos en materia de empleo, formación, emprendimiento, políticas de igualdad, simplificación administrativa y muchos otros asuntos; y la cooperación público-privada por fin puede jugar un papel central en esta alianza. En la entidad a la que represento, y en mi mismo siempre habrá un aliado con quien remar hacia esos nuevos horizontes por un futuro azul para Canarias.
